La lumbalgia es el dolor que se localiza en la parte baja de la espalda. Se trata de una patología que afecta tanto a personas jóvenes como a mayores, apareciendo en trabajos sedentarios o en los que implican un mayor esfuerzo.
En la actualidad, supone el segundo motivo de consulta en atención primaria, generando más de dos millones de consultas anuales. Se calcula que entre el 70% y el 85% de las personas sufrirá dolor lumbar en algún momento de su vida.
El dolor aparece por un mecanismo neurológico que implica la activación de los nervios que transmiten el dolor y el desencadenamiento de la contractura muscular y la inflamación. Incluso en ocasiones afectando a la raíz nerviosa. También puede verse afectada la sensibilidad y la movilidad de la zona.
En la mayoría de los casos no se averigua la causa inicial que desencadena el dolor lumbar, pero las causas más frecuentes son las de origen mecánico como la alteración de la estática vertebral, contracturas musculares, problemas degenerativos del disco intervertebral o de las articulaciones, o traumatismos.
Entre los principales tratamientos se encuentran:
– Fármacos bajo prescripción medica
– Aplicar calor o frío según en la fase de la lesión que se encuentre
– Evitar si es posible el reposo absoluto e intentar mantenerse activo
– Tratamiento fisioterapéutico
– Higiene postural
– Ejercicios
En general un 85% de las lumbalgias tiene un buen pronóstico y aproximadamente el 15% se cronifica. De ahí que sea muy importante tratarlas de forma adecuada por un profesional.
Una vez que el dolor ha pasado, el ejercicio y la higiene postural serán el primer punto de partida pata disminuir el riesgo de volver a padecer una lumbalgia.
La prevención siempre es un punto muy importante ante una lesión tan cotidiana. La mayoría de los estudios científicos recomiendan el ejercicio, y dentro de estos, el Pilates, por su trabajo de higiene postural y del Core, compuesto por una serie de músculos que trabajándolos de forma sinérgica condicionan la estabilidad del tronco.