Las cicatrices son más que una simple señal en nuestra piel. Son heridas con diferentes profundidades pudiendo influir sobre la estructura y posterior función a nivel local y a distancia.
Una cicatriz es la unión de los tejidos a modo «de parche» que aparece tras una herida sea debido a una cirugía como puede ser una cesárea o una artroscopia, un trauma, un corte, una quemadura, una llaga o incluso tras un proceso de acné o enfermedades como la varicela.
Las cicatrices pueden llegar a atenuarse con el tiempo sin llegar a desvanecerse del todo, pero depende de varios factores como la edad, la cicatrización, su localización y su realización.
La mayor dificultad: las adherencias.
Las adherencias aparecen a medida que esta unión de tejidos se produce debido al propio proceso de curación o de forma quirúrgica. El cuerpo crea puentes nuevos de tejidos de unión y crea puntos de tensión a nivel local y distal como si «se cosiese el tejido roto» afectando así a la fascia, las capas de la epidermis y según el caso tejido musculoesquelético más profundo e incluso paredes viscerales. Debido a que es un estrés para el tejido también aparece edema e inflamación y a veces pueden resultar dolorosas e infectarse y dar lugar a hipomovilidades durante el proceso de curación.
Según qué adherencia, como decíamos anteriormente, puede tener múltiples afectaciones en piel, musculatura y fascias, hipomovilidades y bloqueos articulares e incluso influyendo sobre la motilidad visceral por relaciones fasciales.
¿Cómo podemos tratar las cicatrices?
Desde la fisioterapia hacemos una historia clínica con una posterior valoración visual y una palpación de la cicatriz y tejidos colindantes para valorar las adherencias que se hayan podido producir y si es de tipo queloide o no (cicatrización anómala del tejido). Siempre recomendamos una buena hidratación tanto externa como interna para que haya un buen deslizamiento entre las diferentes capas de tejido. Una vez realizamos el diagnóstico, pasamos al tratamiento con terapia manual y/o instrumental. Desde la osteopatía estructural liberamos las tensiones de los puntos de tensión mediante técnicas fasciales, masoterapia para desanudar y despegar las tensiones y también con técnicas viscerales, para liberar las vísceras afectadas, y devolverle su motilidad y movilidad con respecto a los órganos vecinos. a veces es necesario complementar el tratamiento con técnicas a nivel craneal.
En cuanto al tratamiento instrumental podemos utilizar punción, ventosas, ganchos fasciales, kinesiotaping, diatermia tipo INDIBA o aparatología tipo LPG que ayudan al tratamiento del tejido conectivo para acelerar la reconstitución de colágeno.
Desde el primer momento se puede trabajar en la zona periférica de la cicatriz mejorando el drenaje y el trofismo pero por encima trabajaremos sobre ella a partir del 6º mes por ejemplo en una cesárea. Queremos hacer hincapié también en el trabajo domiciliario por parte del paciente con diferentes movilizaciones y con hidratación como es muy indicado con rosa mosqueta par acelerar la cicatrización.
Cada cicatriz es un mundo, por eso en Valle36 valoramos y tratamos en consecuencia y de forma personalizada a cada paciente.