Dice la leyenda que los celtas celebraban el año nuevo el 1 de noviembre. En la víspera, la noche del 31 de octubre, se reunía la gente del poblado, se encendían hogueras, y se disfrazaban con las pieles de los animales como forma de ahuyentar a las brujas y a los espíritus malignos, pues creían que los muertos volvían en la noche de Samhain, caballero y señor de la muerte, para comunicarse con los vivos y pedirles alimentos. Y en el caso de que no hacerles caso, maldecían y hacían víctimas de sus conjuros a los pueblerinos asustados. De ahí viene la costumbre de pedir chuches y golosinas en la noche de Halloween con la frase de “trick or treat” (Truco o trato)
Esta historia puede resultar interesante y entretenida para adolescentes y adultos, pero claro, también tenemos que tener en cuenta a los pequeños de la casa. Y es que a veces, nos empeñamos en hacer que este día sea tan terrorífico, que puede asustarles mucho. Entonces, ¿Cómo podemos utilizar este día de brujas, monstruos y oscuridad para que se lo pasen bien? Evidentemente salir en busca de chuches disfrazado resulta la opción más recurrida por los padres. Pero, ¿cuando llegamos a casa? Muy fácil… ¡Juegos nocturnos! Además será la excusa perfecta para que no se coma de golpe los 2 kg de golosinas que ha conseguido ;)
Este tipo de actividades pueden ser muy útiles para conseguir que nuestros hijos dejen de tener tanto miedo a todo lo fantasmal de una forma original y divertida. ¿Quieres que te demos algunos ejemplos? ¡Allá van!
1. En busca de la calabaza. Juego sencillo e ideal para aquellos que tengan miedo a la oscuridad. Se trata de esconder en una habitación sin luz una calabaza rellena de chocolatinas, gominolas, etc., vamos, algo suculento para ellos. De esta forma tendrán un objetivo en mente y no se centrarán tanto en estar a oscuras. Si tu casa tiene varias habitaciones, puedes poner varias calabazas con una pista en cada una de ellas para encontrar el premio final. Verás como te rastrean la casa, ¡con luces y sin ellas! Eso sí, tampoco les dejes totalmente a oscuras para evitar las dichosas caídas.
2. La caza de monstruos. Para ello, debemos esconder en todas las habitaciones dibujos o muñecos de monstruos, fantasmas, brujas, etc. A continuación, los peques deberán iniciar su búsqueda ayudados de una linterna para ir capturándolos. Cuando ya los tengan todos, hazles una caja de cartón en la que ponga “atrapamonstruos”. Seguro que algún muñeco se queda encerrado durante una buena temporada ;)
3. Sombras fantasmales: Esto es algo que, a veces, da algún que otro susto a los adultos. Por eso, vamos a quitarles importancia montando el…¡Teatro de las sombras! Sólo tenemos que recortar figuras con formas de monstruos o fantasmas y jugar a crear una historia poniendo nosotros las voces. ¡Verás qué bien se lo pasan los peques!
4. Adivina, adivinanza. Este juego trata de los ruidos, otro elemento que suele asustar bastante a niños y no tan niños. En este caso se trata de hacer ver a nuestros hijos que no tienen que dar tanta importancia a los sonidos extraños y, sobre todo, que no deben bloquearse. Para ello, les vendaremos los ojos y haremos ruido con diferentes objetos, ya sea el crujir de la madera, un juguete cayendo al suelo, nuestros dedos toqueteando el cristal… Su objetivo será adivinar qué tipo de elemento lo está provocando. Este juego les será útil para que, en el momento en el que escuchen algún ruido que no conozcan, se centren más en averiguar qué es lo que lo está produciendo, en lugar de entrar en pánico.
5. La caja de los miedos. En este caso, tiene que ver mucho con el coaching emocional. En primer lugar, debemos pedir a nuestro hijo que escriba en tarjetas cuáles son sus miedos. A continuación, las meteremos dentro de una cajita que tenga llave. Es en ese momento cuando debemos explicarles que, para evitar que nuestros miedos nos superen, debemos encerrarlos para que no nos vuelvan a molestar más. Y si alguna vez se sale alguna tarjeta, la volveremos a meter. Y si alguna vez se rompe la caja, haremos otra mucho más fuerte.
Parecerá una tontería, pero este tipo acciones tienen como consecuencia una dosis de seguridad que les ayuda a superar muchas cosas durante sus etapas de la vida.
Además de estos ejemplos, hay una variedad enorme de juegos y actividades que podemos hacer para que la noche de Halloween sea de lo más aterradora pero, sobre todo, una experiencia divertida para los más pequeños de la casa :)