Cáncer. Esa palabra que aterroriza cada vez que se la nombra. A veces sólo es temor, y otras muchas, desconocimiento. Afortunadamente, hoy en día es más fácil hacerle frente gracias a los continuos avances científicos que se realizan con el fin de erradicarlo.
En la mujer, el cáncer que aparece con más frecuencia es el de mama. Además del tratamiento médico, el cual ha conseguido que el 89% de las afectadas superen esta enfermedad, debemos tener en cuenta otros factores imprescindibles que nos ayudarán a ganar esta batalla. Un claro ejemplo es nuestra actitud. Y es que ser positivo se hace indispensable en este duro período.
¿Por qué es tan importante practicarlo una vez diagnosticada la enfermedad?
En términos generales, y como dato estrella, se ha demostrado que el ejercicio físico durante la enfermedad aumenta la probabilidad de superarla en un 50% respecto a las mujeres que no lo practican.
A nivel físico, nos beneficia en muchos aspectos, como por ejemplo:
Control de peso: El sobrepeso y la obesidad favorecen procesos inflamatorios relacionados con la aparición de cáncer de mama y su recurrencia. Por ello, el ejercicio físico y una dieta equilibrada son los aliados perfectos para que nuestros niveles corporales se mantengan en unos rangos saludables.
Regulación del ciclo circadiano: Muchos estudios relacionan las alteraciones del sueño con la progresión de esta enfermedad. Como consecuencia, la práctica de deporte se recomienda por su capacidad de normalizar este tipo de ciclos, aumentando nuestro nivel de salud físico y mental.
Disminución de la fatiga: Se trata de un factor que afecta al 95% de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, sobre todo aquellas que se encuentran en tratamiento con quimioterapia. La fatiga continua es un síntoma que afecta negativamente a la calidad de vida de quienes la padecen, ya que anula la capacidad de realizar las tareas del día a día. El ejercicio aeróbico tiene como efecto una reducción de la misma a unos niveles muy significativos, por lo que resulta de gran importancia practicarlo para poder conseguir energía suficiente durante el tratamiento.
Mejora de la depresión y la ansiedad: Lo sabemos. Es una etapa muy dura. Pero no debemos caer al vacío, y dejar nuestra salud a manos del azar. Por ello, para combatir la tristeza, los malos pensamientos y la negatividad, es necesario tener nuestra mente aireada y sin estrés. Y no hay mejor forma para conseguirlo que el deporte. La liberación de endorfinas, la subida de autoestima, la disminución de carga negativa… En resumen, la receta perfecta para conseguir el equilibrio mental, esencial para ayudarnos a combatir la enfermedad :)
Ahora que ya estamos convencidas para ponernos las deportivas, nos viene otra pregunta a la cabeza… ¿Qué tipo de ejercicios puedo practicar si tengo cáncer de mama?
En este caso existen varios factores condicionantes que debemos tener en cuenta a la hora de elegir un tipo de ejercicio, así como su intensidad: la edad, la condición física previa al diagnóstico, el estadío de la enfermedad, etc.
Lo que sí podemos asegurar es que el ejercicio ha de estar en consonancia con la forma física de la mujer antes del diagnóstico.
A continuación os ponemos algunos ejemplos de los deportes más recomendados:
Ejercicios Aeróbicos:
- Aportan fuerza muscular
- Disminuyen la fatiga
- Alivian dolores físicos
- Fortalece el sistema cardiovascular
Pilates:
- Se puede realizar en distintas posiciones
- Disminuye la fatiga
- Incrementa la fuerza muscular
- Mejora el equilibrio
- Se ejercita el cuerpo a nivel global
Yoga o Tai Chi:
- Disminuye la fatiga y el estrés
- Promueve la relajación
- Aporta fuerza muscular (en menor medida que el resto)
- Aumenta la flexibilidad
- Mejora la composición corporal
Teniendo en cuenta toda esta información, podemos concluir que la práctica de ejercicio no solo es recomendable para cualquier persona en todas las etapas de su vida, sino que se ha demostrado que en el cáncer de mama supone un factor esencial para conseguir un beneficio físico y psicológico.
Porque lo importante es ganar la batalla a la enfermedad. Pero si además lo hacemos con calidad de vida, mejor que mejor :)
A esto se le añade la importancia de realizar ejercicio físico, no sólo durante el tratamiento, sino como una rutina de nuestro día a día. En este sentido, apuntar que algunos estudios han demostrado que sólo hacen falta 150 minutos a la semana (20 minutos al día) para reducir en un 25-30% la probabilidad de padecer cáncer de mama en el futuro… Se nos está quitando la pereza, ¿verdad? ;)