El ejercicio o movimiento en el medio acuático nos proporciona múltiples beneficios permitiéndonos trabajar el cuerpo eliminando el componente de la gravedad, que en muchas ocasiones nos limita el trabajo musculo-esquelético por el exceso de carga en las articulaciones. Este fenómeno lo conseguimos gracias al principio de flotabilidad, que nos puede llegar a proporcionar una percepción de nuestro peso corporal inferior al 90%, reduciendo así el estrés en articulaciones, huesos y músculos. Por ello, es beneficioso y confortable para personas de todas las edades.
El ejercicio realizado en agua caliente (a partir de 30º), como es el caso de la piscina de Valle36 –cuya temperatura oscila entre los 32ºC y 34ºC, permitiéndonos realizarlo en cualquier época del año–, nos proporciona un incremento del aporte sanguíneo, mejorando la fuerza y la resistencia muscular así como la capacidad de oxigenación. La dilatación de los vasos sanguíneos además, nos ayuda a disminuir el dolor y provocar un efecto de relajación muscular. En personas que padecen enfermedades neuromusculares es el medio idóneo donde poder mejorar su condición física y aumentar así su calidad de vida.
El entrenamiento en el agua logra mejoras en la composición corporal, pudiendo aumentar el gasto energético en función de la intensidad y velocidad de movimiento durante la realización de los ejercicios y del material utilizado. Es importante recibir durante la actividad unas directrices claras en función de nuestro objetivo y de la condición física en la que nos encontremos.
La agilidad, coordinación y aumento de la propiocepción son propiedades que desarrollaremos y aumentaremos con la actividad en el agua, evitando posibles caídas que en otro medio de trabajo distinto podríamos sufrir.
Es importante destacar el aspecto lúdico que encontramos en el trabajo del ejercicio en el agua, aumentando la producción de endorfinas responsables de nuestro bienestar psicológico.