La clave para entender en qué consiste BBAgua, el programa de matronatación propuesto por Valle36, es tener claro que el objetivo no es que los pequeños aprendan a nadar sino el desarrollo de su autonomía en el agua. Es una experiencia de adaptación al medio que estimula al bebé para fomentar su desarrollo psicomotor en función de su edad,aumentando su capacidad cardio-respiratoria. Dentro del agua, gracias a la ausencia de la fuerza ejercida por la gravedad, mejorarán la calidad de sus movimientos y fortalecerán el aparato musculo-esquelético. Todo ello reforzando el vínculo afectivo, parte indispensable de las sesiones. Durante el tiempo en el agua, el peque se sentirá sostenido por su acompañante, y esto aumentará su confianza y seguridad.
Las clases, que cuentan siempre con la presencia de un adulto responsable del menor, son indicadas para niños desde los 4 meses hasta los 3 años y tienen una duración de unos 30 minutos. “Tiempo adecuado para mantener toda su atención pues, aunque parezca que nosotros llevamos la clase, son los niños los que van dirigiendo y nosotros les acompañamos en ese camino de aprendizaje”, explica Fran Forgione, uno de nuestros especialistas en matronatación.
En Valle36 contamos con más de 25 años de experiencia en este servicio y un equipo de profesionales altamente cualificados. Las clases, realizadas en grupos reducidos de máximo seis niños, son impartidas por Esther, fisioterapeuta y CAFYD, y Fran, monitor acreditado por la Real Federación Española de Natación.
En nuestro programa BBAgua se fijan varios objetivos en cada trimestre en función de la evolución de los niños. “No es igual trabajar desde la fragilidad de un bebé de 4 meses a la agitación de un niño de 3 años”, cuenta Fran. Así, aplican las técnicas de un programa específico, elaborado por fisioterapeutas y personalizado con dinámicas en función de la edad y el desarrollo motor de cada bebé.
“Todo es mucho más fácil en el agua ya que anulamos el efecto de la gravedad y el gasto energético es menor, lo que nos permite que se cansen menos”, explica Esther. Los ejercicios que practican en la piscina, aunque de baja intensidad, ayudan a los bebés a fortalecer su cuerpo y sus músculos. Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el agua, se aumenta la eficiencia en la oxigenación y mejora la circulación de la sangre. “Además de enseñarles el principio de flotación y a ser capaces de desenvolverse en el agua, comenzamos el trabajo de inmersión a partir de los 6 meses. A nivel emocional, fomenta el vínculo con el adulto, siendo tiempo de calidad a través del juego en el agua”.
Además, la matronatación favorece la interrelación con otros niños, ya que las habilidades sociales se comienzan a desarrollar alrededor de los dos años. “Durante las clases se utiliza gran cantidad de material de apoyo como colchonetas, churros y otros elementos para ayudar a la flotabilidad, mejorar las posturas y que aprendan a desenvolverse en el agua. Este material didáctico tiene unas características determinadas (colores vivos, diferentes formas, texturas…) que nos ayudan a estimular sus sentidos», cuenta Fran. Mediante las actividades, comienzan a tener noción de conceptos como el espacio y la distancia y cómo moverse para conseguir desplazarse en el medio acuático.
Se trata de una experiencia para los pequeños y sus familias que sigue disfrutándose en casa. Moverse dentro del agua les ayuda a relajarse, favoreciendo el descanso y el sueño del bebé.