Con la llegada del verano, comienza el tiempo de piscinas, baños en el mar… Vamos, que ha llegado la hora de darse un chapuzón. Pero claro, para los peques de la casa que todavía no lo han experimentado, quizás esta idea no les resulte muy atractiva. Entonces… ¿Qué podemos hacer? Tranquilos, a continuación os damos algunas claves para que este verano lo disfrutéis pasados por agua. ¿Os animáis?
Paso a paso…
En primer lugar, vamos a dejarles que toquen el agua con las manos, que chapoteen, que jueguen con ella… En definitiva, que experimenten. De este modo, se irán acostumbrando poco a poco e irán convirtiendo esta práctica en un juego :)
Ahora nos toca dar el siguiente paso. En el momento en el que veamos que ya están un poco más sueltos, podemos introducirles los pies y las piernas en el agua. ¿Cómo? Muy sencillo. Nos podemos sentar con los peques en el bordillo de la piscina y dejar que salpiquen con el movimiento de sus piernas, de forma que vayan cogiendo más confianza y seguridad.
A continuación viene una fase importante… Enseñarles a flotar. Este paso es un gran reto para ellos, ya que pierden el apoyo plantar. Para realizarlo, es imprescindible que los peques se agarren a nosotros entrelazando piernas alrededor de la cintura y los brazos alrededor del cuello. A continuación, comenzaremos a realizar movimientos suaves para que se vayan acostumbrando a las nuevas sensaciones. Quizás al principio los notemos un poco raros… Es normal. Ya veréis cómo, en poco tiempo, empiezan a disfrutar de sus “paseos acuáticos” ;)
Para hacerlo un poco más divertido a la vez que complejo, podemos utilizar distintos materiales, como flotadores, juguetes, etc. De esta forma perderán el miedo a hundirse, estarán más entretenidos y, lo más importante, se sentirán más independientes fomentando así su autonomía. ¡Ojo! No debemos olvidar que siempre deben estar bajo nuestra supervisión.
Por último, os hablamos de los juegos de hacer burbujas. ¿Por qué son importantes? Se trata de una técnica muy sencilla que ayuda a los peques a respirar en el agua, es decir, a coger aire fuera y soltarlo dentro. Al principio lo verán como un juego más, sin embargo, estarán aprendiendo sin darse cuenta uno de los conceptos más importantes de la natación.
¿Cuáles son los consejos más útiles para realizar todo esto?
El primero que debemos tener en cuenta es el aprendizaje continuo, ya que si de repente los niños tienen un parón, es posible que vuelvan a sentir ese miedo a estar en el agua. Por ello, una buena opción sería apuntarles a piscinas para que no pierdan la confianza y vayan avanzando de forma gradual con profesores cualificados.
El último consejo y, quizás, el más importante es…Tener mucha paciencia. Cada niño tiene un ritmo de adaptación diferente. Pueden ser días o semanas. Pero no os preocupeis, lo esencial es que se encuentren en un ambiente divertido y sin presiones. De este modo, lo convertirán en un estímulo agradable y te lo pedirán cada dos por tres :)
Y después de poner en marcha todo lo explicado, sólo nos queda disfrutar del verano, del agua y de nuestros peques :)