Muchas veces la falta de tiempo, el cansancio o el estrés que padecemos hacen que, por comodidad, nuestros peques acaben jugando en sitios cerrados, por ejemplo parques infantiles, centros de ocio o dentro de casa. En definitiva, sitios de espacio reducido donde, la mayoría de las veces, los niños acaban realizando actividades rutinarias que pueden incluso fomentar hábitos sedentarios.
¿Debemos preocuparnos? No :) La solución es muy sencilla y, lo más importante, ¡La tenemos a la vuelta de la esquina! ¿Quieres saber cuál es?
Pues hablamos, nada más y nada menos, de la naturaleza. Y es que a pesar de que en invierno es un poco más complicado disfrutar de ella, ahora que ha llegado el buen tiempo, ya no podemos poner ninguna excusa ;)
Pero…¿Por qué es tan beneficioso para los peques?
Porque ahora se enfrentan a un espacio abierto donde los límites para sus juegos los tienen que poner ellos mismos, estimulando su curiosidad y su capacidad para tomar decisiones y resolver problemas. Y es ahí donde la creatividad e imaginación se ponen en marcha…
¿Desde qué edad podemos hacer esto?
Buenas noticias… ¡Los niños pueden disfrutar del aire libre casi desde que nacen! :)
Los pediatras afirman que constituye un estímulo para el desarrollo del niño. Además, el sol es necesario para que su piel sintetice vitamina D, que hace, entre otras cosas, que sus huesos asimilen el calcio que necesitan.
Pero, ¡Ojo!, siempre debemos seguir unos cuidados básicos. Por ejemplo, en invierno las salidas deben ser durante las horas de sol, y con el bebé bien abrigado. Por el contrario, ahora que ha llegado el buen tiempo, los paseos deben realizarse durante las horas menos calurosas, y con el pequeño ligerito de ropa. Además, al tener la piel muy sensible, es mejor que no reciban la luz del sol de forma directa.
Con todo lo que os hemos contado, ya no hay excusas para pasar un rato en familia y disfrutar de la naturaleza, de todos sus beneficios y, por qué no… de hacer un poco el indio ;)…¿Te apuntas?